Una verdad que incomoda... pero también libera.

Introducción

Nos enseñaron a reprender todo: lo que duele, lo que incomoda, lo que se desordena.

"Debe ser un ataque." "Debe ser el enemigo." "Debe ser una prueba."

Y sí, hay veces que lo es. Pero no siempre.

No todo es guerra espiritual

A veces lo que estás viviendo no es el resultado de un ataque espiritual, sino de una decisión mal tomada.

¿Cómo saber si es ataque o consecuencia?

• No es ataque si vivís sin presupuesto y te falta plata.

• No es ataque si evitás límites y después te sentís usado.

• No es ataque si no descansás, no comés bien y colapsás.

• No es ataque si hablaste mal de alguien y ahora no confían en vos.

• No es ataque si sabías que era tóxico… y volviste igual.

Eso no es el diablo. Sos vos.

La Biblia habla del diablo… pero también del desorden

"Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora." – Eclesiastés 3:1
"El que siembra para su carne, de la carne segará corrupción." – Gálatas 6:8

El caos también se siembra.
Y muchas veces lo sembramos con descuidos, con negaciones, con decisiones que sabíamos que estaban mal… pero que justificamos “en fe”.

No se reprende lo que se debe ordenar

Hay cosas que no se solucionan con ayuno.
Se solucionan con límites, con terapia, con estructura, con NO rotundos.
Hay cosas que no se echan fuera con oración… sino con decisiones sanas y sostenidas en el tiempo.

La liberación más poderosa es la de la verdad

Jesús dijo:
"Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres." – Juan 8:32

Y a veces, la verdad que más te libera… es la que más te duele admitir.

“No fue el enemigo. Fui yo.”
Esa frase puede ser el inicio de tu sanidad.

¿Y ahora qué?

Si este blog te incomodó, gloria a Dios.
Porque el Espíritu no solo consuela: también confronta.
Y si sabés que hay áreas de tu vida que necesitan orden, hacelo.

No lo postergues.
No le eches la culpa a Satanás por lo que vos estás sosteniendo.