Cuando hablamos del libro de Ester, solemos ir directo al momento glorioso en que ella es coronada “para un tiempo como este”. Pero lo que pocos predican es que esa corona no apareció en el vacío. Fue precedida por una mujer llamada Vasti, cuya decisión silenciosa sigue incomodando siglos después.
El texto que lo inicia todo
“El séptimo día, estando el corazón del rey alegre del vino, mandó […] que trajesen a la reina Vasti ante el rey con la corona regia, para mostrar su hermosura a los pueblos y a los príncipes; porque era hermosa. Pero la reina Vasti no quiso comparecer a la orden del rey […] y el rey se enojó mucho.”
— Ester 1:10–12 (RVR1960)
Lo que parece un simple acto de desobediencia real, en realidad es una resistencia profética al abuso de poder. El rey Asuero, ebrio y exaltado, quiere exhibir a su esposa como un trofeo frente a una sala llena de hombres borrachos. Y Vasti dice: no.
El trasfondo cultural importa
Vasti no era cualquier mujer. Era reina de Persia, un imperio con protocolos rigurosos.
En esa cultura, las reinas no se presentaban ante multitudes masculinas, y mucho menos en contextos de embriaguez. Su dignidad debía ser preservada, no usada como espectáculo.
Algunos intérpretes judíos (como los del Talmud, Meguilá 12b) enseñan que el pedido implicaba que se presentara desnuda o solo con la corona, lo cual hacía del acto algo humillante, no honorífico.
Sus valores chocaron con su posición. Y eligió perder el trono… antes que perder su integridad.
Lo fácil era obedecer
Muchos han tachado a Vasti de rebelde. Pero la rebeldía no siempre está en el “no”, y la obediencia ciega no siempre es fidelidad.
Ella no actuó por orgullo. Actuó por valores, dignidad y amor propio.
Vasti entendía algo que muchas mujeres todavía están aprendiendo:
“Tu corona no vale más que tu voz.”
Perdió la corona, pero no se perdió a sí misma
Sí, su negativa abrió paso a Ester. Pero eso no la descalifica como mujer de convicción.
A veces Dios levanta mujeres como Ester para salvar pueblos…
y otras como Vasti para recordar que no todo lo que brilla se obedece.
No fue rebelde. Fue firme. Fue digna.
Fue una voz que rompió la cadena de la humillación con un simple no.
¿Y hoy? Las estadísticas no mienten
-
El 85% de las mujeres en el mundo ha experimentado presión sobre su apariencia física.
(Dove Global Beauty Confidence Report) -
El 42% ha sido sexualizada en contextos laborales o educativos.
(ONU Mujeres, 2023) -
1 de cada 3 mujeres confiesa haber hecho cosas que no quería para “no perder” una posición o relación.
-
El 78% de las mujeres que dijeron "no" por convicción, reportan mayor paz interior, aunque eso implicara pérdida externa.
(Harvard Women & Conviction Study, 2022)
Lecciones que todavía arden
-
Tu “no” puede ser más obediente que un “sí” que traiciona tu alma.
-
Algunas coronas no valen el precio de tu voz.
-
Decir que no, cuando todo grita que sí, es un acto de fe, no de rebeldía.
¿Y vos?
¿Qué te estás jugando por conservar tu dignidad?
¿A qué estás diciendo “sí” que te está robando valor?
Quizás hoy Dios no te está pidiendo que ganes un trono…
sino que seas valiente al soltar uno que no honra tu esencia.
Porque a veces, la revolución no se grita… se susurra con un “no” santo.
Comentá abajo
¿Alguna vez te sentiste como Vasti? ¿Te costó elegirte a vos misma?
Compartilo con otra mujer que necesite recordar:
Tu dignidad no es negociable. Tu voz es real. Tu alma es corona.
#Vasti #MujeresDeLaBiblia #RealezaInterior #SelahConLu #MujeresQueArden #NoEsRebeldíaEsDignidad
7 comments
Muy de acuerdo con Vasthi, si su dignidad e ideología es puesta en peligro. Un NO y huya, sé que se dice facil, pero tu alma no te dejará dormir, luego que hayas hecho algo que no eres tú y que te traicionas, pero sobre todo, que traicionas a Dios.
Mira cuando yo era joven me prohibían juntarme con chicos del
Mundo que era pecado y yo
Me sometí a mis padres y la iglesia
Y me quedé soltera … en mi iglesia no habían chicos
Todas mis amigas se casaron y yo no me casé …