DESEO SEXUAL ≠ PECADO - Lo que la Iglesia no te habló. PERO YO SI! (PARTE 2)

Para solteros, divorciados, viudos y adultos que aún desean

De todos los dones que Dios nos dio, la sexualidad es uno de los más hermosos y a la vez más desafiantes de manejar con sabiduría. Así como el control de la lengua (Santiago 3:2), el impulso sexual requiere disciplina, entrega y entendimiento espiritual.

Pero seamos sinceros: pocas veces se habla de esto en la Iglesia. O se calla por vergüenza, o se condena con legalismo. Y mientras tanto, miles de hijos e hijas de Dios viven en silencio, luchando con un deseo que no pidieron, pero que tampoco saben cómo manejar.

Dios no se equivocó con tu deseo

Tu deseo sexual no es una maldición. No es pecado sentir. Fue Dios mismo quien creó el diseño del cuerpo, los impulsos y la atracción. El problema no es tener deseo. El problema es no saber qué hacer con él.

La sexualidad no es sucia.
Lo que contamina es el mal uso de ese regalo. El deseo mal canalizado es lo que abre puertas a la lujuria, la pornografía, la masturbación compulsiva y la desconexión emocional.

¿La masturbación es una salida?

No. Aunque el mundo la promueva como “saludable”, la Biblia y la experiencia espiritual nos enseñan que nunca será la solución.

Casi siempre está acompañada de fantasías o contenido pornográfico.
No conecta con otro, se basa en el yo.
No satisface, solo refuerza el ciclo de deseo y culpa.
En el caso de las mujeres, puede generar estrés emocional a largo plazo.

¿Entonces qué sí puedo hacer?

Aquí te dejo algunas claves prácticas y espirituales:

  1. Aceptá tu deseo como parte de tu humanidad. No lo niegues. Ofrendalo.

  2. Redirigí tu energía. Hacé ejercicio, serví a otros, creá, adorá.

  3. Cuidá lo que ves, leés y escuchás. Lo que alimentás… crece.

  4. Vestite con la armadura de Dios. No ganás esta batalla con voluntad, sino con el Espíritu.

  5. Buscá comunidad. Rendí cuentas con alguien que entienda tu lucha.

  6. Entrená tu mente. Filipenses 4:8 es tu filtro.

  7. Dormí temprano. Evitá acostarte sin propósito. La ociosidad activa el deseo.

  8. Si caés, no huyas de Dios. Corré a Él. 1 Juan 1:9 te cubre.

  9. No uses el deseo como excusa para casarte rápido. El matrimonio no resuelve la lujuria.

  10. Recordá: Jesús también fue tentado… pero sin pecar. Hebreos 4:15

Canalizá el deseo. No lo reprimas ni lo actúes.

El impulso sexual fue diseñado por Dios para impulsarte hacia una relación real de pacto, no para satisfacer una necesidad momentánea.

El propósito del deseo sexual no es la gratificación egoísta, sino la entrega a otro en amor, fidelidad y santidad.

Lo que no confesás, te controla

La pureza sexual no se construye con vergüenza, sino con verdad, rendición y comunidad. Si estás luchando, no estás solo. Pero callar solo empeora el ciclo.

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2 comments

Muy interesante, me gustaría poder contactarme con alguien para hablar del tema

Agustin

Me parece genial que alguien enseñe de esto, yo pase por un proceso y lucha contra la sexualidad y el sexo y leer esto hoy y saber que mucha gente pasa lo mismo y puede tener herramientas y salir adelante es lo mejor. Bendiciones!!

Caren Bustos

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